LA IMAGEN
El Juanjo pasó junto a Luz Marie cuando iba con los pelusas del
barrio a la cancha del potrero. Al pobre siempre le gustó esa rubia.
La miraba y no podía dejar de pensar
en un bellísimo helado de lúcuma, o en una cucharada de
la fresca miel que
la mamá compraba
los domingos en la feria.
El estómago se le hizo nudo y la boquita agua.
Los cabros comenzaron a molestar
a la niña, y al Juanjo le
dolió mucho, porque quería defenderla, pero no podía. Si eres
parte de un grupo no tienes más remedio
que mantener una
imagen, por más que vaya contra
los sentimientos. Uno tiene que ser “alguien en quien confiar”. Por eso cuando el Perro Luis le preguntó: ¿Cómo encontrai a
la Luz? Juanjo sólo podía responder:
Terrible e’ fea.
¡Hace tantos años que no leia un texto de ficción tuya, que un microcuento precioso como este (y con un humor refrescante) es algo que se agradece! Estaré (mos) atento (s) a más muestras de tu talento.
ResponderEliminarPues gracias, especialmente de tu persona que palabras y ejemplo haz sido parte de los que han motivado que comparta acá mis líneas al lotijuai. Espero no decepcionarlos.
EliminarGracias